viernes, 20 de abril de 2012

Abedules en la ribera. 152

  Decimotercera clase.      
Abedules en la ribera
                                   
         Nos toca una clase de repaso, vamos a aplicar los conocimientos ya aprendidos a una nueva acuarela. Esta vez unos abedules  en primer plano, que ocultan parcialmente un monte que se refleja en aguas tranquilas. Dedicaremos dos clases presenciales para concluirla. en la primera nos dedicaremos al fondo, cielo, monte y reflejos en las aguas.


Árboles en la ribera.

              A. El dibujo, sencillo..


           Hay que determinar la altura de la línea del horizonte, allí donde las aguas se unen a la tierra. Podríamos ponerla un poco más baja que el centro. Dos tercios para la montaña y un tercio para el agua. En realidad no hay mucho más que dibujar. Marcamos suavemente la linea que une la montaña con el cielo. Los árboles ni siquiera es conveniente situarlos. Lo haremos después de hacer el fondo.

            B. El cielo y el monte.


           Iniciamos nuestra acuarela mojando con agua limpia la zona que corresponde al cielo y a la montaña. Si deseamos también podríamos hacerlo hasta la zona baja del papel. No tiene gran importancia. Elaboramos una salsa con azul ultramar y azul cerúleo. Damos unas pasadas rápidas a la zona que corresponde al cielo, sin preocuparnos demasiado. Se pueden dejar zonas blancas.
             A continuación, aprovechando la salsa azul que tenemos, añadiendo alguna otra tonalidad azulada, o simplemente con un poco más de intensidad, pintamos lo que serán las montañas lejanas que se perciben al fondo. Hay que hacerlo cuando aún esté húmeda la zona, para que se mezclen y de la impresión de lejanía... pero no muy húmeda, pues se expandiría por las zonas reservadas al cielo. Lo de siempre, controlar en lo posible el grado de humedad para cada situación. 


Imagen 1. Hilario de las Moras.

        C. Las aguas y el primer término.

        Antes de nada he de decir que como me quedó demasiado intensa la zona de los montes, me decidí a "lavarla". Es decir, la puse bajo el grifo y así le quité algo de intensidad. Es un método aceptable, como todos, y que debe usarse en ocasiones como la presente. No pasa nada. Lo dejé secar.         
     Hacemos una salsa para el agua, con tonos azules, en este caso azul ultramar. Damos agua a toda la nueva zona de trabajo. Añadimos algo de verde y lo vamos poniendo en el papel. En la zona costera del primer término  damos unos toques con la misma salsa con la que trabajamos las montañas del fondo.

Imagen 2.  Hilario de las Moras. 

         D. Sacamos la pintura para comenzar los árboles
        
         Una vez seca toda la zona de abajo, con un pincel humedecido y posteriormente secado, voy sacando la acuarela de los espacios en los que se dibujarán los abedules. En este caso lo haga así pues quiero que me queden zonas muy claras, contrastando con el verde del fondo. Después tiño con acuarela algunas sombras en los troncos. He usado algo de azul y de alizarina.

Imagen 3. Hilario de las Moras. 

        E. Pintamos los abedules.

        Es el momento de trabajar con un poco de detalle las cortezas de los troncos, estos toques son los que le van a dar una cierta alegría a la acuarela. Al ser más intensos, el fondo se alejará. Aprovechamos para hacer algunas hojas. No conviene  dar demasiadas, pues nos ocultaría el monte.
Para las hojitas usé verde vejiga mezclado con algo de amarillo, para las claritas. Los tonos más oscuros le añadí siena tostada.  Para los troncos añadí algo de gris payne con verdes y tierras.

Imagen 4. Hilario de las Moras. 

      F. Damos los últimos toques y firmamos  

      Cuando llegamos a este punto conviene alejarse de la acuarela, dejarla reposar. En realidad lo que necesitamos es olvidarnos de ella durante algún tiempo. Cuando volvemos a verla nos damos cuenta enseguida de los principales defectos. Nos resaltarán los fallos en perspectiva, dibujo, tono... Es el momento de los arreglos.
       Han pasado unas horas. Creo que la acuarela así queda demasiado simple. Es cierto que he dejado de pintar esa especie de pino que hay junto a estos árboles. Si  decido no meter el pino, debería hacer algunas hojas más a la parte izquierda. El pueblo del fondo queda poco visible. El reflejo en el agua podría intensificarse. Pues, manos a la obra.
          Pintar una acuarela no es hacer una foto. Al pintar el acuarelista simplifica, prescinde de muchos de los elementos que ve, intentando guardar un cierto parecido con la realidad.

Abedules en la ribera. 152. Hilario de las Moras Ruiz
Acuarela.   27 x 37 



       TRABAJOS RECIBIDOS

      A partir de hoy iremos añadiendo a cada lección aquellos trabajos que vaya recibiendo de los seguidores de este blog. Es una forma estupenda de enriquecer este taller de iniciación a la acuarela. Además comprobaremos que de un mismo paisaje, pueden salir infinitas interpretaciones. Espero vuestros trabajos.
       Como le comentaba a Ana, he abierto una cuenta de correo que es: hilario 49@gmail.com   y que se puede usar para mandar las fotos de vuestras acuarelas. 

Acuarela de José Luis

Acuarela de Concha del Olmo
          He recibido estas dos acuarelas de Margaluisa, una amiga de Buenos Aires, que de vez en cuando se acuerda de nosotros. Aquí plantamos sus abedules para que formen familia con estos otros que se asoman al lago. Un saludo desde Majadahonda. 


Abedules en otoño. Margaluisa. 

Abedules en primavera. Margaluisa. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario