viernes, 10 de enero de 2014

Cardos Borriqueros. Painting flowers in watercolour. 245


                                Sexta clase. Tercer curso. 
                                Pintando flores del campo.



Cardo borriquero seco. Foto: Hilario de las Moras.

          Comenzamos esta segunda parte del curso con esta flor de campo, con nombre tan variopinto como "cardo borriquero". Es ésta una denominación muy general y que incluye  a muchas clases de estas flores campestres, que también llamamos cardos.
          La de la foto parece ser, tras un rápido estudio visual en enciclopedia floral, de la especie Silibum marianun o cardus marianus... (hay infinidad de nombres para referirse a ella). Es una flor en este momento, seca, a punto de soltar las semillas.
          Nos va a servir para trabajar un fondo inespecífico y sobre él resaltar esos colores sienas y blanquecinos. 

      1. No hacemos dibujo.

   Creo que no hace falta hacer dibujo. Si lo necesitáramos bastaría con señalar con unas finas líneas y puntos el lugar que van o ocupar las flores. No conviene que se quede señalado pues al final afearían la acuarela. 

      2. Manchamos con color el lugar de las flores.

   Después de sujetar el papel adecuadamente humedecemos toda la superficie con agua limpia. Cuando vayan desapareciendo los reflejos del agua mancharemos con un siena natural diluido el lugar en el que vamos a colocar las flores. Cuando vaya secando, pero aún húmedo, añadiremos unos puntitos con siena tostado en las partes más oscuras de la flor. Me estoy refiriendo siempre a la zona de la corola. Y lo dejamos secar. 
      ¿Por qué hacemos ésto y no comenzamos a dar los azules del fondo? Pues porque prefiero que seque las partes amarillas antes de darle el color del fondo para que no se mezcle con el azul y se me transforme en verde. Lo contrario también se podría hacer, siempre que dominemos el medio. 


Imagen 2. Hilario de las Moras. 

      3. Pintamos el fondo.

   Para ello, teniendo el papel seco, con las manchas florales, voy a humedecer nuevamente todo el papel, pero pasando con mucho cuidado por las manchas amarillas, de forma que no levante la pintura. 
      Con los azules ya preparados en la paleta iré pintando húmedo sobre húmedo las zonas que rodean las flores. 


Imagen 3. Hilario de las Moras. 

     4. Nos detenemos en las flores

     Como ya se puede apreciar en la flor de la derecha, vamos a trabajar cada una de ellas.  Hacemos una mezcla de sienas, unos más claros y otros más oscuros, y si necesitamos más intensidad podemos añadirle un poco de azul ultramar o incluso un poco de alizarina. 


Imagen 4. Hilario de las Moras. 
     Para las hojas secas del cáliz he mezclado tierra sombra natural con gris payne. Y así vamos trabajando con cada una de ellas. Intentaremos reproducir el efecto conseguido con un macro de la cámara fotográfica, donde el objeto un poco más lejano queda difuminado, y el fondo se convierte en un conjunto de colores entremezclados.  


Imagen 5. Hilario de las Moras.

       Al tiempo que voy terminando las flores, introduciré algunos tallitos del cardo y sus hojas con pinchos.


Imagen 6. Hilario de las Moras. 

     5. Damos los últimos toques

     Es el momento de ver la acuarela tras unas horas de descanso. Nos hemos alejado de ella y cuando la volvemos a contemplar nos damos cuenta siempre de algunos detalles que creemos tenemos que cambiar. 
     Para dar más realismo se me ocurre utilizar el color blanco. Así resalto las partes más luminosas. En realidad no sería necesario, pero esta vez lo haré. Es la primera vez que uso este color. Como sabéis se dice que en la acuarela no hay que hacerlo, pues para eso está el blanco del papel. A pesar de ello, no pocos acuarelistas, y algunos de renombre, lo utilizan cuando lo creen conveniente.
      He retocado algunos puntos del fondo y dado más fuerza a algún tallo. Como el conjunto me agrada, lo firmo.  
     
Cardos borriqueros. 245. Hilario de las Moras Ruiz.
Acuarela. 27 x 37

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